Todos deseamos de alguna manera tener paz. La verdadera paz cubre en su totalidad la capacidad de vivir contentos y tranquilos, seguros y en situación de armonía.
Vivir en paz trae una sensación de bienestar y alivio seguro, lo opuesto es inseguridad y agonía. Socialmente la realidad de una vida pacífica encierra el concepto de seguridad, libertad y armonía social.
No es una novedad que la satisfacción máxima de toda persona se encuentra en la posibilidad de desarrollar todos sus deseos y encontrarse en paz.
Así que podemos decir que hacia dónde enfocas tu vida, será hacia dónde irá dirigida tu energía (pasión, esfuerzo, tiempo, dinero) y en ese mismo lugar estarás fijando tu corazón:
“Donde esté tu tesoro, allí estarán también los deseos de tu corazón” (Mateo 6:21).
Si tú quieres saber dónde se encuentra depositado el interés de otra persona, descubre dónde ha depositado su corazón, pues donde su corazón esté fijado determinará la posibilidad de experimentar paz y armonía.
Un consejo sabio del Creador es que sobre todo cuides, guardes y protejas tu corazón, pues este es el centro de la vida (Proverbios 4:23).
Si te interesa saber el pensamiento de Dios, hay dos opciones muy claras: una, para hallar y vivir en un estado de completa paz, y la otra opción logrará quitarte o robarte tu estado de paz. Esto permite resumir todo a dos realidades bien opuestas por las que deberás optar: por un lado, Paz y Equilibrio, versus Ansiedad y Preocupación.
En un mundo como en el que nos toca vivir hoy, no es difícil hacer que la gente comprenda lo que significa vivir en un estado de ansiedad y preocupación. Pregunta a las personas que se encuentran a tu alrededor y la gran mayoría te manifestará sus dudas y preocupaciones, generalmente enfocadas en sí mismo, probablemente comience diciendo algo así: “Ah! si supieras tú lo que me pasa…”.
Lógicamente cuando uno experimenta un estado de preocupación y ansiedad no tiene paz, un estado de ansiedad y preocupación deprime y necesitamos encontrar palabras que nos animen, un antiguo motivador como el rey Salomón decía:
“Las preocupaciones no dejan a la gente ser feliz, pero las palabras de aliento le traen alegría”. Proverbios 12:25 (PDT)
Para enfatizar este concepto, en forma redundante podríamos decir que la ansiedad y la preocupación con que se vive hoy en día es preocupante. Sobre todo, si en lo único que puedes confiar son tus propias fuerzas o habilidades.
Entonces, ¿dónde podemos hallar la verdadera paz y un equilibrio de armonía? Por alguna razón la anhelamos y la buscamos de tantas maneras y formas, pero existe una sola realidad espiritual completa y absoluta que te puede permitir trabajar, construir y desarrollar la verdadera y única paz.
El valor más significativo de una fuente de paz se encuentra en la esencia de su creación, el Creador de la paz nos dice:
“Pues yo sé los planes que tengo para ustedes. Son planes para lo bueno y no para lo malo, para darles un futuro y una esperanza”. Jeremías 29: 11 (NTV)
Si tuvieras un futuro asegurado con cosas buenas y esperanzador, ¿no tendrías paz?
El camino más seguro para vivir en paz es determinar enfocarse y confiar plena y apasionadamente en el Creador de la paz, pues es una fuente asegurada como provisión y fruto del mismo Espíritu del Creador.
Dios no miente y él mismo te asegura que si te determinas a confiar y creerle te guardará en completa paz:
“Tú guardas en completa paz a quien siempre piensa en ti y pone en ti su confianza”. Isaías 26:3 (RVC)
Dios no solo te da una paz que cubre todo y que es completa, te ofrece una calidad de paz de alto costo, impagable y que no se puede comprar. Pero el costo de esta paz fue cubierto por Jesús, solución de Dios para nuestros problemas:
“Él (Jesús) fue traspasado por nuestras rebeliones, y molido por nuestras iniquidades; sobre él recayó el castigo, el precio de nuestra paz…” Isaías 53: 5 (NVI)
Por último, la calidad de la paz de Dios no sólo es completa y absoluta, por gracia y sin costo, sino que también es superlativa y lo máximo, Jesús mismo dijo: “Les doy la paz, mi propia paz, que no es como la paz que se desea en este mundo…” Juan 14:27 (TLA). Y el apóstol Pablo agrega lo siguiente sobre la calidad de la paz de Dios: “Así Dios les dará su paz, que es más grande de lo que el hombre puede entender; y esta paz cuidará sus corazones y sus pensamientos por medio de Cristo Jesús”. Filipenses 4:7 (DHH).
Con la capacidad y libertad con que Dios nos ha creado, solo tú puedes decidir vivir en completa paz, nosotros sólo te ayudamos a saber dónde se encuentra.
Que la paz de Dios te acompañe.