El poder del acuerdo nos introduce a la Intimidad y Revelación, uno de los primeros pasos en el proceso de desarrollo cuando comenzamos a experimentar la nueva realidad del reino.
Algunas definiciones de la palabra “acuerdo” son:
“Conformidad o armonía entre personas o aceptación de una situación, una opinión, etc. Por tanto, un acuerdo será la expresión de dos o más voluntades que determinan una serie de normas o acciones a respetar y ejecutar por las partes para el beneficio mutuo”.
Desde la creación Dios ha establecido para el perfecto desempeño de nuestra libertad, el poder del acuerdo. Él siempre desarrolla las condiciones para que podamos disfrutar de sus beneficios a nuestro favor y desde el principio estableció las vías del acuerdo para disfrutar de una vida plena y con propósito superlativo. Génesis 1:26 dice:
“Entonces Dios dijo: Hagamos a los seres humanos a nuestra imagen, para que sean como nosotros. Ellos reinarán sobre los peces del mar, las aves del cielo, los animales domésticos, todos los animales salvajes de la tierra y los animales pequeños que corren por el suelo”. Génesis 1:26 NTV
Aquí vemos claramente que en primer lugar la trinidad se puso de acuerdo en lo que respecta al carácter de la criatura, y en segundo lugar en cuanto al propósito.
Por supuesto, el impacto del pecado alteró las características de este acuerdo trino y también alteró el acuerdo de vida entre el creador y la criatura, a pesar de que Dios fue claro y específico en los términos del acuerdo, como muestra Génesis 2:15-17.
Desde entonces nuestro desafío para recuperar lo perdido depende de nuestra capacidad para estar de acuerdo con el plan de Dios, la única alternativa de vida con propósito. Pero sin duda el efecto del pecado en nuestras vidas hace que nuestra naturaleza desee, ante todo, agradarnos a nosotros mismos y encontrarnos muchas veces lejos de un acuerdo con el creador, a pesar de que a lo largo de la historia Dios siempre ha trabajado a nuestro favor.
A diferencia nuestra, Dios siempre ha tenido un “plan” para nuestro bienestar, el apóstol Pablo expresa:
“En Cristo también fuimos hechos herederos, pues fuimos predestinados según el plan de aquel que hace todas las cosas conforme al designio de su voluntad”. Efesios 1:11 también dice: …” y de hacer entender a todos la realización del plan de Dios, el misterio que desde los tiempos eternos se mantuvo oculto en Dios, creador de todas las cosas”. Efesios 3:9.
Mientras nuestro único plan existente es no reconocer el “plan”, ni bien la desobediencia se hizo presente en nosotros, Dios comenzó a revelar su voluntad y sabiduría para solucionar el asunto, en Génesis 3:15 declara la victoria de su provisión a manera de plan, alguien acabaría con aquél que existe para robar, matar y destruir como expresa Juan 10:10
No sólo declaró la solución futura, sino también estableció los recursos para llegar a ella. A partir de la caída nuestro acceso a la vida dependería de nuestra capacidad de aceptar el “plan” divino utilizando los recursos provistos por Dios mismo y procurar mantener una relación con Él por medio de: Gracia, Fe y Sacrificio, la base del poder del acuerdo.
A lo largo de la Biblia, su carta de amor, la expresión de Dios fue a favor del acuerdo. Isaías 1: 18-20, Isaías 55:6-9 y muchos otros pasajes expresan esto.
Así Dios, a lo largo de la historia se movió en búsqueda de personas que anhelaran relacionarse con él y tuvieran intimidad como al comienzo de la creación, desarrollando por medio del poder del acuerdo intimidad y revelación. Personas como Abraham, Moisés, David, los profetas y muchos otros más, hasta el cumplimiento de la promesa. Podríamos decir que esta promesa es “la cereza del plan”, donde Jesucristo irrumpe en la historia para recomponer todo lo que el impacto del pecado dañó y modelar la realidad de alcanzar por medio de su obra una nueva identidad, la del reino de los cielos, una mejor dirección de vida (visión) y un propósito eterno en intimidad bajo la revelación del plan perfecto de Dios.
Al llegar el tiempo de la promesa, la gracia de Dios abre camino al reino de los cielos, nuestro cambio de vida y traslado de la oscuridad a la luz posibilita que el reencuentro y acuerdo con Dios trascienda las características personales, de raza y nación. Si, el poder del acuerdo en el plan de Dios es tan fuerte y amplio desde los confines de la tierra hasta la mayor eternidad.
Jesús expresó su deseo en que nos moviéramos a favor del acuerdo: “Un nuevo mandamiento os doy, que os améis unos a otros como yo os he amado”. Juan 13:34-35
En su oración de Juan 17:20-26, Jesús resalta que la clave de la unidad se encuentra en comprender el amor y armonía que nace del Padre y el Hijo.
Con la partida de Jesús comenzó el tiempo del Espíritu, ese tiempo de eternidad inicial que nos permitirá con la guía del Espíritu anunciar las bondades del reino hasta la eternidad final en presencia del Dios trino.
El poder de la obra de Cristo nos brinda el acceso al mejor acuerdo que uno pueda realizar en esta vida y el Espíritu Santo nos impulsa como iglesia a trabajar para que la mayor cantidad de personas puedan lograr establecer un acuerdo con Dios.
Resumiendo, en pocas palabras, el poder del acuerdo se basa en la búsqueda y relación íntima con Dios. Utilizando los recursos provistos de Gracia, Fe y Sacrificio, Dios expresa su voluntad de acuerdo y siempre en todos los tiempos está en búsqueda de corazones dispuestos. Y Jesús, Rey de la Gracia, promesa de Fe y Sacrificio perfecto, es la manifestación del plan perfecto a favor del mejor acuerdo de vida.