Así como lo que piensas y lo que crees determinan lo que eres, mantenerse tras una visión clara te asegura una dirección firme hacia el destino deseado.
Mantenerte bajo una visión, en dirección a la voluntad de Dios no significa que todo será más fácil o sin problemas, pero te asegura el mejor respaldo y guía para el camino largo.
Jesús resalta la importancia de amar a Dios con todas las fuerzas y con todo lo que tienes apasionadamente (Marcos 12:30-31). Podemos observar que cuando la gente está apasionada por algo, nunca lo detiene la falta de recursos o tiempo, es más, podríamos afirmar que se esforzará todo lo necesario para obtener los recursos y el tiempo para realizar aquello que es su pasión.
La pasión se define como un sentimiento vehemente, o sea que se manifiesta con ímpetu, impulsivamente; de forma irreflexiva influenciada por los sentimientos o impulsos. Por este motivo, la pasión, es capaz de controlar la voluntad y afectar la razón.
Difícilmente uno siga o se aferre a una visión sin sentir pasión, por lo tanto, no resulta extraño que para seguir la visión del Reino debamos apasionarnos por el Rey.
Jesús, el Rey, nos modeló lo que significa sentir pasión por una visión, cosa que también podríamos expresar como: impulsarnos con vehemencia y voluntariamente a conocer al Padre, para lograr dirección segura y con propósito en la vida.
Por ejemplo, usa tu imaginación y repasa lo que Juan nos cuenta en su evangelio en el capítulo cuatro, desde el verso uno al cuarenta y dos. Por lo que la misma Palabra expresa no todo está escrito pues no alcanzarían los libros si todo se detallara, hay infinidad de detalles y cosas que Jesús compartió con sus seguidores que no están descriptos, así que por eso es necesario que imagines partiendo de lo que sí está escrito.
Juan comienza diciendo que Jesús decidió salir de Judea y volver a Galilea a causa de una competencia religiosa no diferente a las de hoy en día, ¿Qué les habrá dicho Jesús al respecto? Luego comparte que al Maestro le era necesario pasar por Samaria, que información interesante para todo lo que Jesús les enseñó después.
Fue directo a un lugar con peso histórico (al pozo de Jacob), pero con mucha necesidad (esto tampoco es diferente hoy en día), Juan expresa algo interesante, dice que a Jesús le era necesario pasar por Samaria. Creo que el Maestro les estaba reforzando la acción de ir a la necesidad, pasar por Samaria no era diferente que su paso por el mundo, lugar importante para lograr su propósito, pues Él dejó su condición de Dios para acercarse a nuestra necesidad. (Filipenses 2: 5-11)
La mujer en ese pozo histórico nunca imaginó que podía tener un nuevo comienzo, pero la gracia de Dios siempre nos permite volver hacia los comienzos de propósito.
Jesús les modela a los suyos que no hay nadie, ni uno solo, que no sea apto para recibir Gracia y Misericordia.
Recordemos que esta lección del Maestro comienza a partir de algo que sucedió y aún hoy sucede, la religión organizada estaba muy distante de comprender cómo opera la Gracia del Padre. Jesús evitó y hasta huyó de los que tercamente no entienden y siempre buscó a los dispuestos al cambio.
Jesús conoce muy bien el sentimiento de dolor y rechazo, y rompiendo todo tipo de barreras: culturales, religiosas, sexuales, etc., nos enseña que hay necesidad de acercarse y ser sensibles con los que sienten soledad, rechazo, dolor y derrota, pues su Gracia admirable puede cambiar una vida para siempre.
Ahora imagina el encuentro que se sigue narrando: un choque entre la derrota y la esperanza. Juan dice que los discípulos se habían ido al pueblo a comprar comida, o él era una mosca, o se quedó escondido para escuchar, o Jesús se los contó, yo no sé, pero hay mucho para imaginar. Este encuentro entre la derrota y la esperanza es abundantemente rico y sustancioso y dejaré que el Espíritu Santo inspire tu imaginación, sólo expresaré que la esperanza que renueva Dios en nuestra vida, por la obra del Hijo corre con un ímpetu de agua viva. “Si alguno tiene sed, venga a mí y beba. Del interior del que cree en mí, correrán ríos de agua viva, como dice la Escritura”. Juan 7: 37-38 (RVC)
Antes de que sigas imaginando el resto de lo que Juan relata quiero resaltar lo más importante de la visión que Jesús estaba fijando: no importa dónde hayas estado, no importa dónde estés, Él conoce nuestra historia, el salmista expresa: “Señor, tú me has examinado y me conoces; tú sabes cuando me siento o me levanto; ¡desde lejos sabes todo lo que pienso! Me vigilas cuando camino y cuando descanso; ¡estás enterado de todo lo que hago! Salmo 139: 1-3 (RVC). Desde donde te encuentres, la Gracia de Dios te ofrece propósito.
A partir del verso veintisiete Juan nos cuenta que los que fueron a buscar comida regresaron, dice que se sorprendieron. El Maestro es un experto en rompernos los esquemas, pero también revela el impacto que Jesús generó en esta mujer, que dejando todo su pasado y el agua que tanto le interesaba antes, corrió a dar testimonio de su nueva esperanza.
Y antes de resaltar en los últimos versos cómo Jesús y Su presencia impacta la vida de los que le rodean, les muestra a sus discípulos que no sólo da visión, sino que esa visión crece y se extiende hacia algo superior. Impulsa a los suyos a ver más allá de lo que se ve: ¿No dicen ustedes: “Todavía faltan cuatro meses para la cosecha”? Yo les digo: ¡Abran los ojos y miren los campos sembrados! Ya la cosecha está madura. Vers. 35 y 36
Puedes imaginar mucho más, y ruego que el Espíritu Santo te dé sabiduría y revelación para disfrutar las cosas grandes y ocultas que Dios tiene preparadas para ti.
Tener visión es importante en la vida, recibir visión de Gracia de lo alto cambia la historia de nuestra vida y logra que nuestras historias sean poderosas y con propósito.
Nos hay nada más lindo que tocar vidas que necesitan Gracia, con la Gracia recibida.